Es fundamental mantener siempre una buena postura: espalda recta y cabeza alta y ligeramente echada hacia atrás (los hombros hacia delante favorecen el descolgamiento del pecho). No conviene dormir boca abajo, es mejor hacerlo de lado. Hay que evitar los largos baños de agua caliente, los masajes bruscos, los deportes violentos o que impliquen saltos como equitación, baloncesto o aeróbic, y las dietas rápidas. Conviene evitar el sol, que deteriora las fibras elásticas y deshidrata la piel (hay que usar como mínimo un factor 20 de protección). No prescindir del sujetador, aunque el pecho sea pequeño. Este debe tener tirantes anchos y ser de la talla adecuada.
Realizar deporte
Cualquier ejercicio que fortalezca los pectorales, sobre los que asientan los senos, ayuda a mantener el pecho erguido. El más completo es la natación, que aúna el ejercicio con el masaje del agua. Si no podemos practicar un deporte, debemos hacer cada día algún sencillo ejercicio y repetirlo diez o doce veces: Extender los brazos al frente y cruzar las manos en movimiento de tijera. Con los brazos en cruz hacer girar las manos en círculos. De pie, a unos 80 centímetros de la pared, apoyar las manos, doblar los codos y tocar la pared con la frente. Elevar los brazos a la altura de los codos y apretar una mano contra otra.
¿Y durante el embarazo y la lactancia?
Desde el primer mes de embarazo los senos aumentan de tamaño, y alcanzan su plenitud con la lactancia. En el embarazo debemos cuidar el pecho llevando siempre un sujetador de tirantes anchos adaptado a sus cambios de volumen y aplicar masajes y cremas antiestrías que hidraten la piel y la mantengan elástica.
Realizar deporte
Cualquier ejercicio que fortalezca los pectorales, sobre los que asientan los senos, ayuda a mantener el pecho erguido. El más completo es la natación, que aúna el ejercicio con el masaje del agua. Si no podemos practicar un deporte, debemos hacer cada día algún sencillo ejercicio y repetirlo diez o doce veces: Extender los brazos al frente y cruzar las manos en movimiento de tijera. Con los brazos en cruz hacer girar las manos en círculos. De pie, a unos 80 centímetros de la pared, apoyar las manos, doblar los codos y tocar la pared con la frente. Elevar los brazos a la altura de los codos y apretar una mano contra otra.
¿Y durante el embarazo y la lactancia?
Desde el primer mes de embarazo los senos aumentan de tamaño, y alcanzan su plenitud con la lactancia. En el embarazo debemos cuidar el pecho llevando siempre un sujetador de tirantes anchos adaptado a sus cambios de volumen y aplicar masajes y cremas antiestrías que hidraten la piel y la mantengan elástica.
Si el pecho se deteriora tanto que ningún tratamiento es capaz de recuperarlo, hay que recurrir a la cirugía estética. Es el cirujano quien determina, de acuerdo con su paciente, el tipo de intervención. Las tres intervenciones más habituales son: Mastopexia, para elevar y remodelar un pecho caído. Esta, a veces, se combina con la mamoplastia de aumento, en la que se introducen unas prótesis a través de una incisión en la zona de la axila o alrededor de la areola. Mamoplastia de reducción, en la que se disminuye el tamaño de un pecho excesivamente grande. En el caso de mujeres que ya son o quieren ser madres, se recomienda postergar estas operaciones hasta que hayan decidido no tener más hijos.
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